Recortes de um artigo de Paul Krugman, no El País
A los
conservadores (Romney) les encanta hacer creer que existen enormes legiones de
burócratas públicos que nadie sabe qué están haciendo; en realidad, la mayor
parte de los trabajadores públicos son empleados que trabajan en la enseñanza
(maestros) o en la protección pública (agentes de policía y bomberos).
Entonces, ¿deshacerse de los
maestros, de los agentes de policía y de los bomberos ayudaría a los
estadounidenses? Bien, algunos republicanos preferirían que los estadounidenses
recibiesen menos formación. ¿Recuerdan que Rick Santorum describía a las
universidades como “fábricas de adoctrinamiento”? De todas formas, ni el
deterioro de la enseñanza ni el empeoramiento de la protección son temas de los
que quiera hablar el Partido Republicano.
Sin embargo, la prueba realmente decisiva sobre los
recortes del Estado proviene de Europa. Piensen en el caso de Irlanda, que ha
recortado 28.000 puestos de trabajo públicos desde 2008, lo que equivale, en
proporción a la población, a despedir a 1,9 millones de trabajadores
estadounidenses. Estos recortes fueron aplaudidos por los conservadores, que
vaticinaron grandes resultados. Pero la
recuperación nunca llegó; el desempleo irlandés supera actualmente el 14%. La
experiencia irlandesa demuestra que la austeridad ante una economía deprimida
es un terrible error que se debe evitar si es posible.
La semana pasada, R. Glenn Hubbard, de la
Universidad de Columbia, uno de los principales asesores de Romney, publicó un
artículo en un periódico alemán en el que instaba a los alemanes a ignorar el
consejo de Obama y a que siguieran llevando a cabo sus políticas de línea dura.
Al hacerlo, Hubbard estaba desautorizando la política exterior de un presidente
en ejercicio. Y lo que es más importante, sin embargo, estaba prestando su
apoyo a una política que se está hundiendo mientras leen esto.
De hecho,
casi todo aquel que sigue la situación actual se da cuenta de que la obsesión
alemana por la austeridad ha llevado a Europa al borde de la catástrofe, es
decir, a casi todos, menos a los propios alemanes, y miren por dónde, al equipo
económico de Romney.
Paul Krugman é professor de Economia de Princeton e prémio Nobel 2008
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