domingo, junho 17

"Não queremos educação"


Whitney Sherman

Recortes  de um artigo de Paul Krugman, no El País 
A los conservadores (Romney) les encanta hacer creer que existen enormes legiones de burócratas públicos que nadie sabe qué están haciendo; en realidad, la mayor parte de los trabajadores públicos son empleados que trabajan en la enseñanza (maestros) o en la protección pública (agentes de policía y bomberos).
Entonces, ¿deshacerse de los maestros, de los agentes de policía y de los bomberos ayudaría a los estadounidenses? Bien, algunos republicanos preferirían que los estadounidenses recibiesen menos formación. ¿Recuerdan que Rick Santorum describía a las universidades como “fábricas de adoctrinamiento”? De todas formas, ni el deterioro de la enseñanza ni el empeoramiento de la protección son temas de los que quiera hablar el Partido Republicano.
Sin embargo, la prueba realmente decisiva sobre los recortes del Estado proviene de Europa. Piensen en el caso de Irlanda, que ha recortado 28.000 puestos de trabajo públicos desde 2008, lo que equivale, en proporción a la población, a despedir a 1,9 millones de trabajadores estadounidenses. Estos recortes fueron aplaudidos por los conservadores, que vaticinaron grandes resultados. Pero la recuperación nunca llegó; el desempleo irlandés supera actualmente el 14%. La experiencia irlandesa demuestra que la austeridad ante una economía deprimida es un terrible error que se debe evitar si es posible.
 La semana pasada, R. Glenn Hubbard, de la Universidad de Columbia, uno de los principales asesores de Romney, publicó un artículo en un periódico alemán en el que instaba a los alemanes a ignorar el consejo de Obama y a que siguieran llevando a cabo sus políticas de línea dura. Al hacerlo, Hubbard estaba desautorizando la política exterior de un presidente en ejercicio. Y lo que es más importante, sin embargo, estaba prestando su apoyo a una política que se está hundiendo mientras leen esto.
De hecho, casi todo aquel que sigue la situación actual se da cuenta de que la obsesión alemana por la austeridad ha llevado a Europa al borde de la catástrofe, es decir, a casi todos, menos a los propios alemanes, y miren por dónde, al equipo económico de Romney.

Paul Krugman é professor de Economia de Princeton e prémio Nobel 2008


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